Sobre Ser y ser visto, Pablo Queralt
zindo & gafuri, 2015
El tema, el motivo, la
canción. Lo mismo que decir, el poema. El libro de Pablo Queralt ensaya una
larga meditación sobre el tiempo, única materia de la que parece estar hecha la
existencia. El tema, la canción, el motivo final, es la música de fondo de
estos poemas que al cabo parecen ser sólo uno, o formar una serie unificada:
variaciones sobre escenas, circunstancias, vida vuelta recuerdos, que se
actualizan al ser nombrados, o mejor dicho, cantados, con una entonación nueva
que les da nueva vida. Una persistencia en describir el paso de los años a
través de pequeños gestos, signos que señalan ese paso. La dicha y los
fracasos, la nostalgia y el júbilo de “ser y ser visto”, como dice el título: el
mundo del sujeto que enuncia los versos, un mundo personal que, siempre, es un adentro-afuera,
un sí mismo que incluye la mirada de los otros.
Cada poema o parte de la
serie es una secuencia que anhela un devenir. La voz va encabalgando el deseo
de prolongarse, así, los versos, como en el pase del testigo, se van dando la
mano para seguir siendo. De ahí la lograda ilusión de continuidad o discurso
ininterrumpido, palabras que buscan palabras que buscan palabras, forma última
de este arte poética. Y en ese núcleo compositivo, la vida de la infancia y la
juventud, el cómo se llega a ser quien se es, la pregunta que no cesa acerca de
esa identidad que a pesar del paso de los años siempre será inestable. Imágenes
que se suceden en virtud de los sonidos, como bien dicen los versos de Jorge
Teillier: “palabras, palabras —un poco de aire/ movido por los labios—
palabras/ para ocultar quizás lo único verdadero:/ que respiramos y dejamos de
respirar.”
El amor—sobre todo el amor
(“yo que no era/ un muchacho y ya estaba enamorado”)—pero también el fútbol, la
canción del barrio; el cine y su imaginario de evocaciones populares; la
pertenencia a una generación, en fin, el tiempo de una existencia que, no por
revestirse de remembranzas, se vuelve melancólica. Como el gongorino “teatro
sobre el viento armado”, también en Queralt, son los sueños, o la sustancia
difusa de la que están hechos lo que se hace presente en sus poemas, un
deambular por escenas que cobran sentido a partir de una voz: “Estoy preso de
la realidad que lamina mi cabeza cortada por/ ese murmullo que queda alrededor
del tiempo que vuelve que/ cubre al tiempo nulo solo sonata de ansiedad entre
el deseo y/ el goce y el hambre que saltan como fichas dan vuelta de un/ lado
al otro soltando sus azules sus grises lo que tienen que dar/ su aguamar que va
vuelve como una tirada que queda en el aire”.
En Ser y ser visto, Pablo
Queralt dialoga con sus libros anteriores, con la tradición poética, así como
con el habla de la región rioplatense. Eleva su canto sin hacer ruido, en un
tono que acompaña al lector como un rumorear al oído, “con esa agua anterior al
tiempo humano/ donde una rosa es una rosa”.
Sandro Barrella.
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